Los consumidores se aferran a la imaginación para intentar gastar menos

La escalada de precios ha provocado cambios en los hábitos de consumo, como el uso del coche compartido o el auge de las tiendas de ropa de segunda mano y de las marcas blancas.
La escalada constante de la inflación, derivada de la guerra de Ucrania, ha disparado los precios en los últimos meses. El encarecimiento de algunos productos -especialmente alimentos y combustibles- ha logrado registros record y ha obligado a muchos consumidores a buscar nuevas fórmulas para intentar reducir gastos, con la imaginación por bandera.

La guerra de Ucrania estalló hace un año en un contexto en el que los precios ya habían subido a consecuencia de la recuperación económica después de la pandemia. «Es como si una lesión te coge desentrenado, te coge mal y hace que te recuperes peor», compara el profesor de la escuela de negocios EAE Business School, Àlex Alegret. A pesar de que el Gobierno español aprobó en marzo del año pasado un primer paquete de medidas para revertir el aumento generalizado de los costess, los precios siguieron al alza y tocaron techo en verano. «Al final solo tienes un bolsillo. Entra un dinero y con él tienes que organizar tu vida. Y todo empieza por dormir, comer, beber e ir vestido. Si lo vas subiendo todo de precio, obviamente lo pagarás, pero cada vez tendrás menos», resume Alegret, quien recuerda que los salarios no han subido de la misma manera que lo han hecho los precios. Esto explicaría que muchos consumidores se hayan visto obligados a buscar alternativas para gastar menos y hayan cambiado los hábitos de compra.

Auge de las tiendas de ropa de segunda mano

Un sector que ha notado un aumento de las ventas es el de las tiendas de segunda mano. Muchos consumidores no tienen ningún reparo en acercarse a una de ellas para comprarse ropa por menos dinero. Francesc Garriga, propietario del negocio Flamingos de Reus reconoce que «en los últimos meses hemos notado la presencia de nuevos clientes que buscan chollos. Nuestro éxito es una mezcla de varias cosas: la moda vintage que está de vuelta, la sostenibilidad, pero también el precio. Y esto último se está notando bastante en los últimos meses. Por ejemplo, con gente que viene buscando camisas de marca».

Flamingos no compra ropa de segunda mano a particulares. Lo hace a almacenes vintage de Estados Unidos y, últimamente, a grandes almacenes europeos. Los clientes de Flamingos pueden encontrarse un jersey de la marca Lacoste -que en una tienda de primera mano costaría entre 120 y 140 euros- por 30 euros, como máximo.

¿Ahorro? ¿Sostenibilidad? ¿Moda?. Jordi Quintero es uno de estos jóvenes que en los últimos tiempos ha optado por comprarse la ropa en tiendas de segunda mano. Aunque admite que se ahorra un dinero, también comenta que hay otros motivos que le llevan a esta práctica. «El principal motivo para ir a comprar ropa en tiendas de segunda mano es por la voluntad de dar una segunda vida a prendas que otra persona no ha querido seguir teniendo. También sabiendo información de las prácticas de explotación laboral e infantil con grandes multinacionales, las tiendas de segunda mano ofrecen una alternativa cómoda», asegura este joven.

La Fundación Humana ha constatado que el consumo de ropa usada en Barcelona ha crecido un 25% en el último año y en 2022 superó por primera vez el milión de clientes. «Se trata de piezas de calidad a precios asequibles, y en este contexto de inflación los precios son un gran factor de atracción de clientes», explica el portavoz de Humana, Joan Carles Montes.

cambios que han llegado para quedarse

Una de las dudas es saber si estos cambios que han llegado de la mano de la inflación han venido para quedarse. Tanto la OCU como Aecoc coinciden en que estos nuevos hábitos de consumo se mantendrán, como mínimo, durante el primer semestre de 2023, ya que todavía hay productos disparados de precio. Por su parte, el profesor de la escuela de negocios EAE Business School vaticina que cuando pase la inflación habrá una «correción» de los hábitos de consumo, pero cree que algunas tendencias se mantendrán.

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